jueves, 18 de abril de 2024

THIS IS POP!, Sala de Exposiciones de las Francesas

Paolozzi

No soy un entusiasta del arte pop, e incluso alguna de sus creaciones me parecen dignas de olvido, pero me gustó mucho esta que encontré en la Sala de Exposiciones de las Francesas por lo bien organizada que estaba, porque recogía manifestaciones artísticas en toda su evolución, porque las obras expuestas eran verdaderamente obras muy significativas del movimiento y porque se hacía acompañar de unos textos realmente buenos y escritos con naturalidad, cosa que no suele ser habitual

Lichtenstein

Murakami

Koons, Blake y Haworth, Warhol


 

Texto de la portada de la exposición.

La exposición 'This is Pop!' presenta el arte pop en toda su magnitud, como un fenómeno cultural que empapó todo tipo de manifestaciones creativas.

La muestra comienza a explorar el movimiento desde sus orígenes, en la Inglaterra de los años 50 como reacción al expresionismo abstracto, representada aquí por Eduardo Paolozzi, Richard Hamilton, Allen Jones y Peter Blake. Con una concepción rupturista del arte que abría las puertas a elementos tomados de la publicidad y la cultura de masas, el pop art lograba una postura estética que implicaba una crítica a la sociedad consumista.

El segundo capítulo muestra la rápida influencia que el movimiento tuvo en los Estados Unidos, donde surgen algunas de las figuras más conocidas del género como Andy Warhol, Robert Rauschenberg o Roy Lichtenstein.

El pop art tuvo su reflejo también en España, si bien asumió un marcado carácter social y un tono político, como dan muestra Equipo Crónica, Equipo Realidad, Eduardo Arroyo y Rafael Canogar.

La muestra camina hacia los artistas que han nutrido el movimiento en décadas posteriores con el apartado ‘La posmodernidad artística y el Neopop’, con piezas del estadounidense Jeff Koons, de los británicos Damien Hirst y Julian Opie y los japoneses Takashi Murakami y Yoshitomo Nara. Influidos por las nuevas tecnologías, el exceso de información y la pluralidad de lenguajes y materiales, profundizan en la producción en masa iniciada hasta el punto de montar sus propias factorías.

El recorrido mira al entorno urbano con el foco puesto en las creaciones de algunos de los muralistas más aclamados de la actualidad, fuertemente influenciados por el pop art: Shepard Fairey (Obey), Brian Donnelly (Kaws), Dean Stockon (D*Face) y los españoles Boamistura, Dulk, Okuda y Ricardo Cavolo.

Por último, ‘This is Pop!’ recuerda la estrecha relación entre el movimiento plástico y la música con la exposición de portadas de álbumes realizadas por algunos artistas presentes en el recorrido y otros como Bansky o Peter Blake para grupos como The Beatles, Rolling Stones, Blur o Lady Gaga; acompañadas por códigos QR que enlazan a temas de estos míticos discos de vinilo.



Horario de 09:00 a 15:00 de lunes a viernes

Entrada libre

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miércoles, 17 de abril de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Ch. Baudelaire)

#unlibrounpoema

Hacía tiempo que Ivan G. M., el encantador vecino y mejor músico trance que tengo la suerte de disfrutar, me había pedido volver a las andadas de aquello que hicimos con Las quimeras al comenzar el año. O sea, algo en plan gótico-terrorífico, un poco para asustar al personal de las redes. 

De los tres textos que le ofrecí para que él eligiera uno con el que se podría sentir más a gusto creando la ambientación, eligió "Las letanías de Satán", poema perteneciente al apartado "Rebelión" del celebérrimo Las flores del mal. 

Los tres poemas que integran ese apartado tienen un fuerte contenido satánico, algo que estaba bastante de moda en el siglo XIX, especialmente desde que Byron escribiera Manfred y Caín; aunque para satánico de verdad, nada comparable a Los cantos de Maldoror, culmen, en mi opinión, del género. 

No sé si es que algunos escritores en aquella época tenían un componente gamberro muy fuerte o que la adolescencia les duró mucho tiempo. Fuese lo que fuese, aquí tenéis, en la traducción de Manuel Neila, Las letanías de Satán. Debajo de ellas está el audio con el que tanto Ivan como yo os deseamos que no paséis demasiado miedo👿👿👿😂😂😂.

Oh tú, el más bello y sabio de los Ángeles todos,
Dios privado de suerte, privado de alabanzas,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Príncipe del exilio a quien tanto agraviaron,
Y que, vencido, luego te levantas más fuerte,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que 
todo lo sabes, rey de lo subterráneo,
Familiar curandero de congojas humanas,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que, incluso al leproso, y a los parias malditos
Enseñas por amor el gusto del Edén,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Oh tú que de la Muerte, la vieja y firme amante,
Engendras la Esperanza —¡esa loca adorable!

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que das al proscrito esa 
altiva mirada 
Que en torno del cadalso condena a todo un pueblo,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que sabes en qué rincones de la tierra 
El Dios celoso guarda toda piedra preciosa,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú cuyos ojos claros saben en qué arsenales
Dormita amortajado el pueblo de metales,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú cuya larga mano oculta precipicios
Al sonámbulo errante al borde de las casas,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que, mágicamente, ablandas la osamenta
Del ebrio rezagado que arrollan los caballos,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que, por consolar al débil ser que sufre,
Enseñas a mezclar azufre con salitre,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que imprimes tu signo, ¡oh cómplice sutil!
En la frente del Creso implacable y ruin,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que en el corazón de rameras enciendes
El culto por las llagas y el amor al andrajo,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Garrote de los exiliados, lámpara de los inventores,
Confesor de ahorcados y de conspiradores,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Padre adoptivo de esos que, en su cólera ciega,
El Dios Padre arrojó del edén terrenal,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!


            ORACIÓN

¡Gloria a ti y alabanza, Satán, en las alturas
Del Cielo, donde reinas, y en las profundidades
Del Infierno en que sueñas en silencio, vencido!
¡Haz que mi alma, a la sombra del Árbol de la Ciencia,
Cerca de ti repose, cuando sobre tu frente
Como un Templo novísimo se extiendan sus ramajes!



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martes, 16 de abril de 2024

NIETZSCHE DESCOMPLICADO, 7

#Nietzschedescomplicado (conversaciones con Jaime Aspiunza).

Y seguimos charlando...

Decíamos el otro día que hablaríamos de la genealogía de la moral. Y De la genealogía de la moral es el título de la nueva edición de la habitual aunque erróneamente llamada La genealogía de la moral. No gustan aquí los partitivos, preferimos invocar los absolutos, que de seguro son también infinitos.

El famoso libro de Nietzsche, en esta edición un poco más fiel al original que las hasta ahora habidas –y no solo por la corrección del título–, trata algunas cuestiones que a Nietzsche le parecen pertinentes para ir desplegando una crítica de la moral (cristiana). Habría más, lo explica en sus cartas, pero por el momento son tres las que va a considerar o examinar: los dos diferentes significados de «bueno» y «malo»; el origen de la «mala conciencia» característica de la moral cristiana, la culpa; y el significado de los ideales ascéticos, presentes hasta en la ciencia más atea.

Por eso, porque trata de algunos hilos de nuestra gruesa moral es por lo que se denomina De la genealogía…, y no es para nada, ni por asomo, lo que en las habituales versiones de La genealogía de la moral arteramente se nos quiere vender, la genealogía, toda ella, completa y única; dejando al lector ingenuo –todos lo hemos sido– el extraño sabor de boca, mejor, el desamparo intelectual, y físico, del «¿esto era todo?».


Se llama genealogía al conjunto de los antepasados de una persona. La imagen de esa articulación le va a servir a Nietzsche para realizar una indagación histórica. No va a entender la historia como una sucesión de aconteceres regida por alguna ley de causalidad o de concatenación lógicas sino en función de unos principios mucho más complejos pero también mucho más realistas.

1. Una institución procede de múltiples padres y madres, no tiene un origen único.

2. Cuanto más se retrocede tanto más oscura resulta la historia, con lo que las conclusiones cada vez son más hipotéticas.

3. La mirada indagadora arrastra su propia moral; de hecho tiene una relación familiar con esa procedencia que indaga, por lo que son inevitables algunos puntos ciegos.

4. Por ello es fundamental no confundir lo que actualmente es una «cosa» –una forma, un órgano, una institución– con lo que pudo ser y fue en el momento de su aparición. Principio primero, inexcusable, de la investigación histórica es: «que la causa de la aparición de una cosa y la utilidad final de ésta, su verdadero empleo y su lugar efectivo en un sistema de fines son cosas toto caelo [diametralmente] distintas; que algo que ha llegado a existir del modo que sea y está disponible viene a ser interpretado una y otra vez por un poder que es superior y tiene un modo nuevo de ver las cosas, apropiándose de ello de manera nueva, y transformándolo y adaptándolo a un nuevo uso».

Por bien que se conozca la utilidad actual de un órgano fisiológico, de una institución jurídica, una costumbre social, un uso político, una forma determinada en el mundo de las artes o en el culto religioso, con todo y con eso, no se sabe nada de lo que hace a su aparición.

Y es que el desarrollo histórico de algo no es el progreso hacia una meta, como corrientemente nos suele asomar en el magín, aplicando a la historia la simple causalidad de los golpes y los empujones, dicho más claro, de la bola de billar.

«El “desarrollo” de una cosa… es la serie de procesos de enseñoramiento más o menos profundos, más o menos independientes los unos de los otros, que tienen lugar en la cosa, el uso o el órgano, a lo que hay que añadir las resistencias invertidas en cada caso, las transformaciones intentadas a fin de defenderse y de responder, así como los resultados de las acciones a la contra logradas.»

Es decir, también «la inutilización, la atrofia y la degeneración, la pérdida de sentido y de conveniencia, en una palabra, la muerte, forman parte» de ese desarrollo.

En definitiva, la forma es fluida, pero el «sentido» lo es aún más…


Y si estáis interesados, pasado mañana, jueves, 18 de abril, se pone a la venta esta nueva edición, publicada por Tecnos en formato de bolsillo, que para beneficio del lector ha traducido y anotado Jaime Aspiunza.

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SER PUENTE



Golden Gate, Vecchio, Vasco de Gama, Brooklyn, Estrecho Akashi Kaikyō, Millau, cataratas Victoria, Ronda, Jacques-Chaban-Delmas, de la Mujer, del Cuerno de Oro, de la bahía de Sidney, Kapellbrücke…, antiguos y modernos, de madera, de piedra, de hormigón, de acero, famosos y olvidados, en pie y derruidos, puentes de todo el mundo y de todas las épocas,
                                                          puentes,                                                                                                                      puentes,
                                                                                  puentes.

Si algún día pudiera transformarme en algo,
no sé,
en una cosa
—ya sea nube, sueño, cinta de pelo o piedra del camino—,
como piden los niños 
cuando sienten la amenaza de lo real cotidiano,
a mí 
me gustaría ser puente,
lugar de tránsito,
abrazo entre dos orillas, 
invitación que acerca y comunica,
encuentro,
camino que lleva al otro lado, 
soporte y lámina que se extiende entre dos brillos,
ruta entre el azul del agua
y el más leve azul del aire,
convocatoria al descubrimiento,
nexo entre todo cuanto espera nuestra llegada,
vínculo de territorios.

No sé,
digo, 
es un decir,
si alguna vez pudiera transformarme en algo,
tal vez para huir de mis propios defectos,
acaso para expiar mis culpas,
a mí me gustaría
ser puente
y quedar tendido 

                        humanamente.



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lunes, 15 de abril de 2024

VALLADOLID, ARTE EN LA CALLE

Lo profundo es el aire

 Cada vez aprecio más la escultura urbana y me gusta ver cómo las ciudades, en general, van ampliando la oferta e incorporando obra de todos los estilos, no solamente la de corte realista y reproducción de figura en homenaje a tal o cual personalidad destacada. En este sentido, no es lo mismo pasear por una de las grandes capitales del mundo que por una ciudad de provincias, pero en cualquiera de ellas podemos encontrar siempre algo que nos sorprenda y agrade. 

Prácticamente nada más llegar a Valladolid, lo primero que hice fue acercarme a la obra de Chillida. Las conexiones de todo tipo que tenemos en casa con ella son especiales y era una visita obligada. Por desgracia, cuanto se ve en la fotografía que abre este comentario es lo que se podía ver. Las obras de limpieza y rehabilitación en el exterior de la iglesia de san Pablo han obligado a protegerla.

Pero si ya sabéis de dónde procede el título de la obra del exportero de la Real Sociedad, que esa es la conexión fundamental en este caso —no la personal—, se me hacía obligatorio acercarme hasta el pequeño estanque donde Jorge Guillén se divierte jugando a los barquitos con la infancia.  

Jorge Guillén y la infancia

Claro, si empezamos a tocar el mundo literario, Valladolid es algo así como sinónimo de Zorrilla. Y este monumento, por representar lo que representa, el autor del don Juan más famoso de la literatura española, por estar situado donde está y porque será uno de las más antiguos de la ciudad, es, posiblemente, el monumento homenaje a una persona real más conocido por la ciudadanía propia y por la ajena.


La conexión literaria, de fuerte raigambre en la ciudad del Pisuerga, nos lleva inmediatamente a otras dos esculturas mucho más recientes, la de Miguel Delibes, a pocos metros de la anterior, justo a la entrada del parque Campo Grande


y la de Rosa Chacel, en la Plaza del Puente, muy cerca de donde se encuentra la de su compañero de generación, la de Jorge Guillén (también hay un busto de la escritora en el Campo Grande).


Exactamente cien años —conexión temporal—después de que naciera Rosa Chacel, Faustino Aizkorbe —conexión vasco-navarra— dejó está abstracción en acero corten A la amistad, Stella III. Se encuentra al final de la calle Héroes de Alcántara.

La conexión vasco-abstracta nos puede llevar unas pocas calles hacia el este, hasta la entrada a la Fundación Segundo y Santiago Montes, en la calle Núñez de Arce, donde nos encontramos con este Retrato de un gudari llamado Odiseo obra de Oteiza, que, por cierto, no es la única que existe en las calles de la ciudad.


Y el capricho del azar quiso que mientras me encontraba por allí, en el Museo Patio Herreriano estuviera la exposición temporal "Vanguardia y destino" donde se puede ver otro Retrato de un gudari llamado Odiseo. Conexión absoluta.


Pero no quedan ahí los caprichos conectivos del azar. En la misma exposición, dos salas más allá de la anterior, asomaba la cola de la ballena más famosa de la historia de la literatura, Moby Dick, de Adolf o Adolfo Schlosser, que toda la vecindad de la plaza José Mª Sert de Donosti ve diariamente cada vez que se asoma desde su casa. 


Y continuando dentro del ambiente de la abstracción, en la otra orilla del Pisuerga se encuentra, junto al parlamento de Castilla y León, esta obra mucho más colorista y de tendencia vertical, Metamorfosis, del murciano Cristóbal Gabarrón


Entre la abstracción y el figurativismo nos podemos dejar encantar por esta pareja con la que casualmente me encontré cuando iba de camino hacia la Museo Casa de Cervantes. Se titula, precisamente, Encuentro, y es obra de Feliciano Álvarez Buenaposada.


Muy cerquita de este gozoso Encuentro se produjeron estos otros tres, de estilos muy diferentes, pero los tres llenos de encanto, todos ellos en la plaza de España:

Escenas del mercado, de Gonzalo Coello Campos

Homenaje al voluntariado social, de Eduardo Cuadrado

La bola del mundo, de Ana Jiménez

Hubo más encuentros, resultado de todo tipo de conexiones, pero no quiero abusar de vuestra paciencia. Eso sí, si el arte urbano os interesa y tenéis intención de pasar por Valladolid, podéis utilizar la página de Arte en la calle o la de Arte en ValladolidCualquiera de las dos puede realizar el servicio de guía para indicaros qué ver y dónde. 

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domingo, 14 de abril de 2024

HOR CHE'L CIEL E LA TERRA, MONTEVERDI


Las relaciones de la música con la poesía son tan antiguas como ellas mismas, es decir, como la música y la poesía. Este hermosísimo madrigal de Monteverdi es un excelente ejemplo. El texto que utilizó el compositor italiano fue el soneto de Petrarca que dejo aquí en su versión original por si os animáis a cantar... o a seguir la letra:

Hor che’l ciel e la terra e ’l vento tace,
e le fere e gli augelli il sonno affrena,
notte il carro stellato in giro menae
nel suo letto il mar senz’onda giace,

veglio, penso, ardo, piango e chi mi sface
sempre m’è innanzi per mia dolce pena.
Guerra è il stato, d’ira e di duol piena,
e sol di lei pensando ho qualche pace.

Così sol d’una chiara fonte viva
move il dolce e l’amaro ond’io mi pasco.
Una man sola mi risana e punge.

E perché il mio martir non giunga a riva,
mille volte al dì moro e mille nasco,
tanto dalla salute mia son lunge.

La traducción la he tomado de Wikisource, donde está el Cancionero completo. Este soneto aparece con el número 164.

Ahora que cielo y tierra y viento calla
y en sueño fiera o ave alguna suena,
la noche que su carro salga ordena,
y en su lecho sin onda el mar se halla,

lloro y me abraso así; y quien me avasalla
veo ante mí para cebar mi pena;
guerra es mi estado, de ira y daño llena,
y calmo sólo en ella mi batalla.

Así cuanto es amargo y cuanto suave
bebo de sólo un mismo abrevadero;
abre y restaña el mal la misma mano;

y, porque mi martirio no se acabe,
mil veces cada día nazco y muero:
tanto me estoy de mi salud lejano.


Interpreta: Ensemble Pygmalion.
Dirige: Raphaël Pichon.

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sábado, 13 de abril de 2024

A PROPÓSITO DE "El espesor de la herida"

Hace muy poco tiempo le decía a un amigo que existen muchos tipos de lectores y que cada cual entiende como puede o quiere. Sin duda, hay lecturas muy diversas, incluso interesadas y perversas. Existen también, es cierto, textos difíciles, oscuros y herméticos sobre los que podemos especular mucho acerca del significado. Pero cuando el texto es claro y sencillo, no querer entender lo que el  texto dice, me parece, cuando menos, preocupante.

Viene esto a cuento de un comentario maleducado y malintencionado que he recibido acerca del poemario que publiqué el año pasado, El espesor de la herida. Dejando a un lado las expresiones insultantes, venía a decir la autora que era un texto en el que se igualaba la sublevación fascista con el régimen democráticamente establecido en 1931. 

Afirmar eso es no haber querido leer con la más mínima atención los poemas o, peor aún, tener mala intención.

Ciertamente, el poema central, el que habla del asesinato de mis abuelos, a quienes no conocí, pero sí conocí a mi padre, antes de terminar tiene estos dramáticos versos que, si solo leyéramos esas pocas palabras, podrían ser motivo tal vez para pensar otra cosa: Ciego de ira, / deja el internado / y se apunta a matar rojos. / Ni por Dios / ni por España, / por venganza.

En todas las guerras podemos encontrar gestos heroicos y altruistas. (Nota importante: no tomo por tales las acciones militares o similares en las que alguien se juega la vida y es capaz de eliminar no sé cuántos enemigos o poner fuera de funcionamiento no sé qué aparatos de matar del otro bando; considero acciones heroicas las de las personas que ponen en peligro su vida para salvar las de otras, sean o no de su bando, porque están convencidas de que es la vida lo que en última instancia debemos salvar). 

Es cierto, durante las guerras hay gestos y comportamientos que dignifican al ser humano. Pero no es lo habitual. Lo que suele ocurrir es que las guerras, más la guerras civiles, lo que estimulan y producen son acciones violentas, odio y un mayor enconamiento en las posturas. Por desgracia, no son las respuestas cariñosas, ni amables, ni civilizadas, ni racionales las que se producen en medio de un conflicto. De cualquier conflicto.

No conocí a mis abuelos, pero sí a mi padre, quien de no haber sufrido la pérdida violenta de los suyos en un acto nocturno y rastrero cuando todavía no había cumplido los 15 años, de ninguna manera habría formado parte del ejército sublevado y tal vez nunca hubiera formado parte de esa masa de población que durante el franquismo se situaba políticamente en lo que podemos definir como derecha. Simplemente, era una persona de las que hoy consideraríamos tradicional. 

De lo que estoy absolutamente seguro es de que su posicionamiento durante el conflicto fue una consecuencia del daño recibido. Y como él, muchos miles más. En un bando y en el otro. Evidentemente, nadie lo puede negar, muchos más en el lado republicano, porque fue el de los sublevados el que terminó ganando la guerra.

De eso básicamente es de lo que el poemario habla, de las consecuencias que la violencia genera una vez que se desata. Y se habla del dolor inmenso que provoca —"Nieve negra", "El orden de la vida"...—, y del sinsentido que supone —"Las víctimas se preguntan"— y de la profunda falsedad de la victoria —"Desolación de la victoria"; No hay mayor derrota / que el éxito alcanzado / exterminando vidas—. Y del necesario trabajo conjunto de todas las personas que componemos la sociedad para cimentar un mundo mejor y sin violencia —"Venid": Venid y hagamos un pacto con nuestros mejores gestos e intenciones. /Un pacto como un abrazo sin fisuras. / Un pacto donde tengan sentido las palabras. / Venid / e intentemos un futuro sin hipótesis con todas las manos—.

Sinceramente, creo que el mensaje colaborativo, solidario y pacifista no es que sea claro y evidente, sino prístino, desde el comienzo hasta el final. No querer entenderlo así me parece preocupante.

Y si alguien desea escribir algún comentario, que no lo haga anónimamente y que mantenga las elementales normas de cortesía y educación. Muchas gracias.

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viernes, 12 de abril de 2024

EL FECUNDO RUMOR DE LAS MIRADAS

Para Kindle.

Tapa blanda (formato album).

Tapa dura (formato album).


Ya están disponibles las tres versiones de edición: digital, tapa blanda y tapa dura. Un recorrido personal a través de un centenar de poemas por la historia mundial de la creación artística. 

He tenido mis más y mis menos con la maquetación, pero al final he conseguido que cada poema pudiera respirar dentro de su propio espacio. Quizás sorprenda el formato, pero es fácil acostumbrarse por la comodidad de lectura que ofrece.

Las obras sobre las que hablan los poemas son accesibles en el formato digital mediante enlace (por si alguien necesitara refrescar la memoria viendo el objeto artístico protagonista del poema). En papel eso no es posible, pero esto no es un obstáculo para comprender el texto. Además, la inmensa mayoría son extraordinariamente famosas y, en cualquier caso, todas están disponibles en internet. 

La mayoría de las obras de las que escribo las he podido ver directamente; algunas solamente he podido verlas por medio de reproducciones en libros de arte, lo que no ha sido óbice para que todas y cada una de ellas hayan estimulado poderosamente mi imaginación y producido una respuesta. La respuesta, claro, es mía, pero no es un comentario. En el poema, aunque esté hablando de algo que yo no he creado, estoy más yo que la propia obra a la que me refiero, es decir, la obra se configura como pretexto para ofrecer mi propia visión del mundo.



El mundo nace cuando dos se besan
                  0. PAZ





En Khajurâho, hace ya más de un milenio,

hallaron el lenguaje del amor

en el más exquisito juicio estético

a través de la boca que habla

y de los ojos que miran.


Hacer el amor como se reza,

como una expansión del universo

en su grado más alto de belleza.


Hacer el amor como quien hace el amor

porque se sabe partícipe de la humanidad.


Hacer el amor para entendernos,

para pensar el mundo

y resolverlo en el mejor argumento.


Hacer el amor

como origen de todo cuanto existe.


Hacer el amor

por toda la superficie

de la Tierra

para llegar a lo más alto.


Hacer el amor

como la mejor exaltación de la belleza.



                           Hacer el amor.

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jueves, 11 de abril de 2024

POETIKA, Mario Obrero

Recital organizado por KM Kulturunea:

Mario Obrero nació en Madrid en 2003, y comenzó a escribir a los siete años. Ha publicado los libros Carpintería de armónicos (XIV Premio de Poesía Joven Félix Grande; Universidad Popular José Hierro, 2018), Ese ruido ya pájaro (Ediciones Entricíclopes, 2019), Peachtree City (XXXIII Premio Loewe a la Creación Joven; Visor, 2021), Cerezas sobre la muerte (La Bella Varsovia, 2022) y Tiempos mágicos (
La Bella Varsovia, 2024)

Cursó Bachillerato de Humanidades en el instituto público La Senda de Getafe. Colabora en los micrófonos de Gente despierta de RNE con la sección de poesía «Un poeta en París». En la actualidad, cursa el grado en Lengua y Literatura Española en la UCM.

Juan Manuel Uria (Rentería, 1976) Poeta, aforista y artista plástico. Es autor de los libros de poesía Puerta de coral, ¿Quién es Werther?, Transformaciones, Manzana de vaho, Las huellas del límite, Hablar porque la muerte, Lilith, Harria, del libro de haikus K´amékuarhu y de los libros de aforismos Dos por la mañana y Dos por la tarde. Su última obra, La ciencia de lo inútil constituye la primera parte de la trilogía Poética. En 2017 abrió en Rentería la nueva librería ‘Noski!’, junto a su compañera Sihara Nuño.

Participan: Mario Obrero; Juan Manuel Uria; Diego Levices (Musikene. Saxofón).


El ciclo Poetika se realiza con la colaboración de José Luis Padrón y Jon Obeso.

15 de abril 2024
19:00
Salón de actos KMK (Convento de Santa Teresa)
Elbira Zipitria, 1
Donostia-San Sebastián
Entrada libre

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NO NECESITO UN DIOS PARA SER BUENA PERSONA

Antonio Colinas, en su hermoso Tratados de armonía, p. 39, escribe lo siguiente: 
Pocos nos han dejado como Rilke una visión tan lúcida de la soledad y de sus frutos. El solitario puede recibir, según Rilke, de la soledad una condena y dos dones. La condena es la que le puede llegar de los enemigos de la soledad, de aquellos que no dejan de acorralarle como si fuera, nos dice, «un animal cuya caza estuviera abierta». Los dones son dos: la gloria y la santidad. La gloria es engañosa, es difícil sustraerse a ella. Con la gloria pagan al solitario los enemigos de la soledad cuando ven que no pueden destruirlo. (El cazador mitifica a la presa extraordinaria cuando observa que no le puede dar alcance). Así que la gloria es también un peligro: «No pidas a nadie— continúa Rilke— que hable de ti; ni siquiera con desdén. Y si con el tiempo oyes que tu nombre circula entre los hombres, permanece indiferente. Piensa que se ha echado a perder y recházalo. Búscate otro cualquiera, para que Dios pueda llamarte en plena noche. Y no lo digas a nadie». Es la llegada a la difícil santidad, el vivir las «grandes correspondencias». Lao Zi no escribió unas palabras tan duras y tan bellas.

Admiro a Antonio Colinas como escritor y Rilke me parece uno de los grandes poetas del siglo XX. Eso no quiere decir que comparta su pensamiento, su manera de entender, en este caso, de creer. Sí participo de aquello que anunciaba en un tono un tanto hiperbólico el Eclesiastés: Vanidad de vanidades, todo es vanidad, y sobre lo que el autor de los Sonetos a Orfeo nos advertía. Si le quitamos el todo, el aserto sería más certero. Es cierto que la vanidad es mucha, especialmente en el mundo de la creación y del espectáculo, pero no todo, ni en todas partes, ni afecta a todas las personas por igual. Sí estoy de acuerdo en lo que respecta al aislamiento y a la huida del halago. La soledad es absolutamente necesaria mientras se está creando (necesitamos la concentración y el silencio cuando estamos realizando cualquier tarea de tipo intelectual, por nimia que sea). Del halago, "de la gloria", hay que huir como de la peste y, si alguna vez se presenta, mantener buenas dosis de humildad para no caer en el ridículo.

Lo que me resulta difícil de entender es la pretensión de unir sensibilidad con trascendencia. Cada cual puede creer en lo que quiera, siempre y cuando respete a quienes le rodean. Lo que no es aceptable de ninguna manera es conectar bondad, belleza, equilibrio, perfección, armonía, verdad... con la espiritualidad, con la fe, como si quienes profesamos el agnosticismo fuéramos incapaces de percibir la belleza del mundo y no pudiéramos llegar a comprender la bondad de las acciones humanas. Para apreciar una obra de arte, un paisaje, unas palabras de cariño o empatizar con quien está sufriendo tan solo tenemos que utilizar alguno de nuestros sentidos y nuestra capacidad racional. No necesitamos de  ninguna espiritualidad religiosa para conmovernos hasta la médula.

Puedo comprender por qué un creyente habla de la santidad como el valor más elevado y lo coloca en la cima, pero no necesito dar el nombre de santa a la persona o al ejercicio de una acción que en su entrega a los demás llega a ofrecer su vida para salvar la de otra, a quien es capaz de ofrecer todo cuanto tiene en un gesto de amor o a quien en un ejercicio de compasión realiza cualquier acto que podamos calificar como heroico. Amor y bondad no son palabras exclusivas del vocabulario religioso ni del idealismo platónico. La entrega, la compresión, las virtudes éticas existen independientemente de la creencia o de la falta de ella que se tenga.

No necesito la ayuda de ningún dios ni de ninguna creencia religiosa para disfrutar de la lectura de la Biblia, del Corán, del Tao, del Baghdad Gita o el Canon Pali. No necesito ningún dios para apreciar las bellezas naturales y quedarme fascinado con los misterios del universo. No necesito ningún dios para comprender los beneficios de la práctica del perdón. No necesito ningún dios para saber que cualquier campana que doble lo hace por toda la humanidad, porque, efectivamente, nunca deberíamos comportarnos como islas, aunque en ocasiones necesitemos aislarnos para poder crear.

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