La libertad de
expresión es la base de los derechos humanos, la raíz de la naturaleza humana y
la madre de la verdad. Matar la libertad de expresión es insultar los derechos
humanos, es reprimir la naturaleza humana y suprimir la verdad.
El odio puede pudrir la inteligencia y la conciencia de una persona. La mentalidad enemiga puede envenenar el espíritu de la nación, puede incitar a luchas crueles y mortales, destruir la tolerancia y humanidad de una sociedad, y complicar el progreso de una nación hacia la libertad y la democracia. Es por ello que espero llegar más allá de mis experiencias personales mientras soy testigo del desarrollo y cambio social de nuestra nación; espero contrarrestar la hostilidad de nuestro régimen con buena fe, y acabar con el odio a través del amor.
Espero que yo sea la última víctima de la inquisición literaria de China; espero que nadie sea encarcelado por sus palabras en el futuro.
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