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miércoles, 17 de abril de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Ch. Baudelaire)

#unlibrounpoema

Hacía tiempo que Ivan G. M., el encantador vecino y mejor músico trance que tengo la suerte de disfrutar, me había pedido volver a las andadas de aquello que hicimos con Las quimeras al comenzar el año. O sea, algo en plan gótico-terrorífico, un poco para asustar al personal de las redes. 

De los tres textos que le ofrecí para que él eligiera uno con el que se podría sentir más a gusto creando la ambientación, eligió "Las letanías de Satán", poema perteneciente al apartado "Rebelión" del celebérrimo Las flores del mal. 

Los tres poemas que integran ese apartado tienen un fuerte contenido satánico, algo que estaba bastante de moda en el siglo XIX, especialmente desde que Byron escribiera Manfred y Caín; aunque para satánico de verdad, nada comparable a Los cantos de Maldoror, culmen, en mi opinión, del género. 

No sé si es que algunos escritores en aquella época tenían un componente gamberro muy fuerte o que la adolescencia les duró mucho tiempo. Fuese lo que fuese, aquí tenéis, en la traducción de Manuel Neila, Las letanías de Satán. Debajo de ellas está el audio con el que tanto Ivan como yo os deseamos que no paséis demasiado miedo👿👿👿😂😂😂.

Oh tú, el más bello y sabio de los Ángeles todos,
Dios privado de suerte, privado de alabanzas,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Príncipe del exilio a quien tanto agraviaron,
Y que, vencido, luego te levantas más fuerte,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que 
todo lo sabes, rey de lo subterráneo,
Familiar curandero de congojas humanas,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que, incluso al leproso, y a los parias malditos
Enseñas por amor el gusto del Edén,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

¡Oh tú que de la Muerte, la vieja y firme amante,
Engendras la Esperanza —¡esa loca adorable!

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que das al proscrito esa 
altiva mirada 
Que en torno del cadalso condena a todo un pueblo,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que sabes en qué rincones de la tierra 
El Dios celoso guarda toda piedra preciosa,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú cuyos ojos claros saben en qué arsenales
Dormita amortajado el pueblo de metales,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú cuya larga mano oculta precipicios
Al sonámbulo errante al borde de las casas,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que, mágicamente, ablandas la osamenta
Del ebrio rezagado que arrollan los caballos,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que, por consolar al débil ser que sufre,
Enseñas a mezclar azufre con salitre,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que imprimes tu signo, ¡oh cómplice sutil!
En la frente del Creso implacable y ruin,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Tú que en el corazón de rameras enciendes
El culto por las llagas y el amor al andrajo,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Garrote de los exiliados, lámpara de los inventores,
Confesor de ahorcados y de conspiradores,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!

Padre adoptivo de esos que, en su cólera ciega,
El Dios Padre arrojó del edén terrenal,

¡Oh, Satán, ten piedad de mi larga desdicha!


            ORACIÓN

¡Gloria a ti y alabanza, Satán, en las alturas
Del Cielo, donde reinas, y en las profundidades
Del Infierno en que sueñas en silencio, vencido!
¡Haz que mi alma, a la sombra del Árbol de la Ciencia,
Cerca de ti repose, cuando sobre tu frente
Como un Templo novísimo se extiendan sus ramajes!



***


miércoles, 10 de abril de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Xabier Lete)

Editorial
#unlibrounpoema

Reivindico una vez más las antologías colocando para esta sección esta Antología de la Poesía Vasca - Euskal Poesiaren Antologia. Es ya difícil de encontrar en la librerías porque data de 1993, pero siempre están las bibliotecas y los libros de segunda mano. El antólogo fue Iñaki Aldekoa Beitia, gran conocedor de la literatura vasca.

En ella aparecen recogidos poemas de Jon Mirande, Gabriel Aresti, Mikel Lasa, Bernardo Atxaga, Juan Mari Lekuona, Ibon Sarasola, Felipe Juaristi, Iñigo Aranbarri, Xabier Lete, Koldo Izagirre y Joseba Sarrionandia. Y vienen precedidos por un prólogo del propio Aldekoa en el que sitúa a cada autor dentro de los diferentes apartados o corrientes de la poesía vasca y en relación con las tendencias de la poesía occidental.

Entresaco un poema de Lete traducido por Gerardo Markuleta:



HERIOTZA UTOPI IZENDATU DUTENEI


Zergaitik oraindik ere
itxaropenaz mintza?
Zergatik eta zertarako
solas zaharkituak berriztatu?
Hain azkar ahaztu ote zaizkigu
erenegun guztietako
erailketen ohiartzunak?

Gure denbora etsipenarena da,
lagunok,
eta trolebus zikinetan biajatzen dugu
suburbioetako kanposantuetara

Eta utopiaren etzidamuek
flajelazio berri bat dakarte
baikortasunaren muin-muinean
ukazio latzagoen munstroak ezarriz.

Gure aroa
telefono meatxugarriena
besterik ez baita,
susmoa izenperazi nahiko liguketen
paranoiko madarikatuena.

Zergaitik, beraz, itxaropenaz mintza?
Zergatik eta zertarako
bidegurutze bakoitzean
heriotza girnaldez apaindu?

Bakarrik eta berez hilko gera
garaia etortzean,
ez bitzate alferrik beren buruak
funerarietako arduradun izendatu,,
kanposantu gehiegi baitago suburbioetan,
lagunok,
historiaren bidetxigorrak hilobiz ornitzen ibiltzeko.



A QUIENES SEMBRARON MUERTE EN LA UTOPÍA


¿Vale la pena obstinarse
en convocar una vez más a la esperanza?
¿A qué fin, por qué motivo
renovar esas charlas ya caducas?
¿Acaso hemos olvidado —tan temprano—
el eco de la sangre derramada
cada víspera de cada día?

Nuestro tiempo es el tiempo de la renuncia,
amigos míos,
y lo vivimos viajando en sucios buses urbanos
desde los suburbios hasta los cementerios.

Y los pasado mañana de la utopía
son un nuevo flagelo
y en la misma cumbre de la ilusión imponen
monstruosos amigos de más burdas negaciones.

Nuestro tiempo es el tiempo de las amenazas
por teléfono, nada más;
el de los enajenados —malditos sean—
que quieren imprimir en nuestras frentes
el sello de la sospecha.

¿A qué fin convocar, pues,
una vez más a la esperanza?
¿A qué fin, con qué motivo
adornar de guirnaldas los cadáveres
en cada encrucijada?

Moriremos solos y porque así ha de ser
cuando se cumpla la hora;
nadie tome, pues, de su mano
el funerario trabajo,
pues hay ya demasiados camposantos
en los suburbios, amigos míos,
para que nos dediquemos a sembrar
cadáveres por los senderos de la historia.

***

miércoles, 27 de marzo de 2024

UN LIBRO, UN POEMA, W. B. Yeats

Editorial
#unlibrounpoema

Creo que W. B. Yeats está bien representado en este blog y mejor aun en el mundo editorial, como puede comprobarse por las entradas que le he dedicado y los títulos que en ellas aparecen; no obstante, la aparición el año pasado de He extendido mis sueños a tus pies me ha parecido un buen motivo para traerlo a esta sección. 

Lo valioso del libro no está propiamente en la selección de poemas que ha realizado Jordi Doce, pues él ya se encargó de la traducción de toda su poesía para la editorial Pre-Textos y ninguna otra publicación parcial puede competir con ella. Lo atractivo de este ejemplar es la muy cuidada edición del libro, una marca de la casa, y el añadido de las ilustraciones que aporta Sandra Rilova. Belleza sobre belleza. 

Realizadas las presentaciones, vamos con el poema:


LA MALDICIÓN DE ADÁN



Estábamos sentados, un día de finales de verano,

aquella dulce y bella mujer, tu amiga íntima,

y tú y yo, hablando de poesía.

«Un solo verso puede llevarnos horas —dije—,

pero si no parece algo pensado en un instante

todo nuestro coser y descoser es en vano.

Mejor arrodillarse sobre la médula del hueso

y fregar suelos de cocina o picar piedra

como un viejo indigente, a la intemperie;

pues dedicarse a articular dulces sonidos

es trabajar más duro que ellos, y sin embargo

ser tildado de vago por la ruidosa camarilla

de clérigos, maestros y banqueros

que los mártires llaman mundo».




                                                   Y entonces

aquella bella y dulce mujer por cuya causa

muchos descubrirán la angustia del amor

cuando escuchen su voz discreta y dulce

replicó: «Ser mujer es saber

—aunque en la escuela nadie nos lo diga—

que hemos de trabajar para estar bellas».




«Es verdad —respondí— que no hay cosa admirable

desde la caída de Adán que no requiera un gran esfuerzo.

Recuerdo amantes convencidos de que el amor

debía ser tal muestra de alta cortesía

que suspiraban y citaban con semblante estudioso

precedentes tomados de viejos y hermosos volúmenes;

aunque ahora esa labor parezca más bien vana».




La mención al amor nos sumió en el silencio;

vimos morir los últimos rescoldos de la tarde,

y en el aguamarina temblorosa del cielo

una luna, gastada como una concha que lavara

la marea del tiempo cuando fluye entre las estrellas

y rompe luego en días y años.




Me invadió un pensamiento que solo tú debías escuchar:

que eras hermosa, y que yo me esforzaba

por amarte en la antigua y noble doctrina del amor;

que alegre había parecido todo, y aun así nuestros corazones

estaban tan exhaustos como aquella luna vacía.

 

***


martes, 26 de marzo de 2024

QUINIENTOS EPIGRAMAS GRIEGOS

Editorial
Luis Arturo Guichard
DRAE:

Epigrama: 1. m. Frase breve e ingeniosa, frecuentemente satírica.
Sin.: sátira, agudeza, invectiva.

2. m. T. lit. Composición poética breve en que, con precisión y agudeza, se expresa un motivo por lo común festivo o satírico. Era u. t. c. f.

3. m. T. lit. En la Antigüedad griega y latina, inscripción de carácter generalmente funerario y dedicatorio.
Sin.: epitafio, inscripción, sentencia.

El antólogo, por si acaso, nos recuerda en su excelente introducción las palabras que Plinio dedicó a Marcial tras su fallecimiento: Oigo decir que Valerio Marcial ha muerto y lo llevo con pena. Era un hombre ingenioso, agudo, mordaz y que, escribiendo, tenía a raudales tanto sal como hiel y no menos mordaz candor. 

Eso que Plinio decía de los versos de Marcial y que el diccionario recoge, más la brevedad de la composición, es lo que mantiene vivo el interés y el atractivo de unos textos escritos hace ya muchos años, porque es la extraordinaria capacidad de decir el mundo —y con el mundo, nosotros— lo que permite que este género sea tan endiabladamente poderoso. 

Tal y como enuncia el título de la antología se recogen en ella 500 epigramas, lo que nos permite disfrutar de una gran amplitud y variedad de textos en los que están presentes todas las tendencias epigramáticas: funerarias, votivas, eróticas, satíricas, descriptivas, narrativas, matemáticas..., en fin, todas.

Una pequeña muestra:

Epícides, el cazador, por los montes persigue
las huellas de toda liebre y toda cierva,
soportando el frío y la nieve. Pero si alguno le dice
«toma, aquí está la presa», no la recibe.
Mi amor también es así: sabe perseguir
lo que huye, pero deja escapar lo que tiene a la mano
.


Nada es más dulce que el amor y toda dicha queda
en segundo lugar: mi boca escupiría hasta la miel.
Esto lo dice Nóside: aquel al que Cipris no ha amado
no sabe qué flores, qué rosas son las suyas
.
Nóside


Que te sea la tierra leve, miserable Nearco,
para que los perros te desentierren más fácilmente
.
Amiano


Si lo que nos lleva te lleva, aguanta y déjate llevar;
si te resistes, sufrirás, y lo que nos lleva te llevará
.
Páladas


No soy amante el vino, pero si quieres embriagarme
ofréceme una copa que hayas probado antes.
Aunque sólo la hayas tocado con los labios,
no será fácil seguir sobrio y huir del dulce copero.
La copa me transferirá un beso de tu parte
y me anunciará la gloria de beberla
.
Agatias


Memoria y Olvido, os saludo: a Memoria
en lo bueno, a Olvido en lo malo
.
Paulo Silenciario


Vamos a bañarnos y coronarnos, Pródica, y a beber
vino puro levantando las copas más grandes.
Breve es la vida de los placeres: la vejez
nos lo impedirá después y, al final, la muerte
.
Rufino


No puedo distinguir cuándo bosteza Diodoro y cuándo
se echa un pedo: tiene el mismo aliento arriba y abajo
.
Lucilio

Yo que antes lo hacía cinco o nueve veces, oh Afrodita,
ahora es apenas una desde que anochece hasta el alba.
¡Ay de mí! Esta cosa que ya a veces estaba moribunda,
ahora sí se está muriendo: va a reventar como Térmero.
¡Ay, la vejez, la vejez! ¿Qué no me harás luego cuando
me alcances, si me tienes ya así de decaído?

Filodemo



Uno estaba impedido de las piernas y otro de la vista,
pero cada uno compensaba lo que la suerte les quitó.
El ciego llevaba al cojo sobre los hombros
y seguía el camino recto atendiendo a su voz.
A eso les enseñó la dura necesidad rica en recursos:
a suplir lo que les faltaba para estar completos
.
Filipo


Y uno en su idioma original, que aunque no se entienda el griego antiguo ni se conozca su abecedario, la forma de sus letras ya es suficientemente atractiva:

Ἤν τι πάθω, Κλεόβουλε, – τὸ γὰρ πλέον ἐν πυρὶ παίδων 
βαλλόμενος κεῖμαι λείψανον ἐν σποδιῇ – 
λίσσομαι, ἀκρήτῳ μέθυσον, πρὶν ὑπὸ χθόνα θέσθαι, 
κάλπιν ἐπιγράψας· “Δῶρον Ἔρως Ἀίδῃ”.

Si algo 
me pasa, Cleobulo, —pues en el fuego 
de los muchachos yazgo y solo queda de mí ceniza—,
embriaga mi urna borracha con vino puro y al ponerla bajo tierra,
escribe en ella: "Ofrenda de Eros para Hades".
Meleagro



***


miércoles, 20 de marzo de 2024

UN LIBRO, UN POEMA, Alejandro Jodorowsky

En librerías
#unlibrounpoema

Sobre Jodorowsky todavía no lo tengo nada claro, pero la opinión que yo tenga poco importa, esta sección está para que por ella desfilen todo tipo de poéticas: tradicionales e innovadoras, claras y herméticas, oscuras de corazón o limpias como manzana recién cogida, ideológicamente muy cargadas o abstemias, las que logran acceder al canon y las que se mantienen fuera de él..., y este libro ya lleva mucho tiempo en casa sin que le haya dado un poquito de aire. Hoy le toca.

Acaso uno de los poemarios más sorprendentes sea el que lleva por título Yo, el tarot (2004). En la edición que yo manejo el poema dedicado a la carta del diablo se presenta así:



XV EL DIABLO


Padre de todos los abismos, madre que da vida a las grutas salobres, 
suprema fuerza del magma, centro informe del octógono, 
hediondez que revela el mentir de los perfumes, 
raíz de los espíritus viscosos revestidos de perfección, 
soy la consciencia asesina del perpetuo efímero, 
aquel que encerrado en el sótano del mundo hace temblar las torres de la fe, 
el que de rodillas devora los pies del crucificado, el que exhibe sin pudor 
una vagina huracanada, el que viola el huevo pedregoso de la santidad, el que hunde 
su verde falo en el sueño malsano de los beatos, el que defeca majestuoso 
sobre los ejes carcomidos de la razón. Sañuda medusa de las perversiones 
abro con mis veinte garras la panza de una virgen para untar un pan.

¿Quién en las celestes moradas osa elevar la voz? 
¿Quién se atreve a juzgarte, infame Creador 
Humillados ocultan el rostro entre las alas 
aceptando tu pérfida luz. En la cloaca humana sólo yo alzo la antorcha 
que exalta a las tinieblas, sólo yo con voz de lepra te exijo el fin del suceder.
Médula sin hueso, gacela que se escapa de mis dientes, quiero que conserves el instante, 
que nada cambie, que las moscas igual que las estrellas zumben fijas en el aire.
Potencia que abate los límites, cobra que hipnotiza el ojo de las puertas, 
tú que has olvidado la belleza del esplendor material, despreciado el lado oscuro,
las inagotables formas de la pasión que determinan el destino del pobre, 
el éxtasis de darle la espalda a toda ley, la interna hermosura del diamante sucio,
los gemidos morbosos de las esferas subalternas, la insigne cristalización del ego,
la lujuria delirante de los sexos que maldicen la reproducción, 
déjame entrar donde quiero, adorar al dinero porque hiede, establecer jerarquías y colocarme en la cima, 
pensar en el fruto y no en la obra, 
robar lo que me pertenece, matar hasta saciar mi bestia, lograr el triunfo sin respetar 
el corazón ajeno, quitarle los frenos al hocico del celo, 
aportar al hombre un regalo magnífico: la ausencia total de la moral, 
para que nunca más le angustien las tinieblas y pueda verse en mí, su espejo negro.

Sumido en el mundo de las apariencias, sombra donde duermes, dios vivo, 
hijo de tus sueños vago en busca del alma que se me ha extraviado. 
¿Tendré derecho a dar la orden que expulse a las arpías, el brazo fuerte para manejar el hacha 
cortando ramas donde sus cuernos se han enredado? 
¿Me dejarás abrirle el páncreas para extraer el objeto nocivo, disolver 
el espejismo donde vive como imagen tuya? Quien anda perdido es el cazador 
y no la presa: rescatar el alma es dejarse devorar por ella.

Corola que se apropia de los pétalos del mundo me abro más allá de las fronteras:
desciende con tus rayos, penétrame hasta el fondo. 
Que el pantano de los reinos inferiores sea reconocido, 
que en la substancia etérea sea yo el que obligue 
al átomo a constituirse, que yo rompa tu unidad, 
y te multiplique en infinitos centros, que la energía del yo interior 
sea transmutada en fuerza utilizable, que la conciencia sea inundada 
por la impenetrable noche de mi risa, que sea yo la tentación suprema, 
el ácido devorante, hasta que el hombre cese de despreciar la vida, 
se haga invulnerable, subordine los poderes del instinto, sea maestro 
de los gnomos de la tierra, de las ondinas del agua, de los elfos del aire 
y de las salamandras del fuego. Déjame ser la sagrada bestia en donde anida un ángel.

Y si no sois fieles lectores de Jodorowsky, supongo que no sabréis que con el mismo título que el de la recopilación de su poesía, Poesía sin fin, realizó una película en 2016, donde se escenifica su vida en Santiago durante los años 40 y 50 del pasado siglo.


Por si os interesa, alguien ha subido la película completa. Podéis verla aquí.

***


sábado, 16 de marzo de 2024

CABEZAS MONUMENTALES OLMECAS

Fuente:Wikipedia.



Este es un inédito. El fecundo rumor de las miradas sigue creciendo. Tengo unos cuantos más que aún no he colocado, pero pronto los agregaré a los anteriores.


Ellas nos miran

desde su hermético silencio

y nosotros las miramos

seducidos por la contundencia

de nuestra ignorancia

y su mutismo.





Vemos,

pero no sabemos.





La solidez de sus formas

y la insuficiencia de nuestra mirada

agiganta su belleza.




***


miércoles, 13 de marzo de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Ana Luísa Amaral)

Editorial
Traducción: Martín López-Vega
#unlibrounpoema

Ana Luís Amaral (1956-2022) es poco conocida en el universo de habla castellana a pesar de haber recibido el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2021.Entre otros muchos reconocimientos la Asociación de Escritoras y Escritores en Lengua Gallega (AELG) nombró a Amaral como Escritora Gallega Universal el año de su muerte.

La sección de los miércoles va a resultar hoy algo más que un título y un poema (o varios, como suele ocurrir en algunas ocasiones), porque Ágora es un poemario compuesto a partir de obras de arte que han sido el motivo original de las palabras. La interrelación entre las distintas expresiones artísticas es un asunto antiguo con precedentes muy lejanos en el tiempo. Tanto es así que existe un tecnicismo, écfrasis, para dar nombre a eso que hacemos cuando construimos un texto para describir una obra de arte visual. Lo que realiza Amaral yo no lo calificaría de écfrasis, porque se trata de poesía, aunque haya surgido motivada por la obra de arte que ha dado pie a una reflexión de carácter poético. 

Así, pues, he aquí la obra pictórica que hizo surgir el poema:

El libro es una publicación bilingüe y todos los poemas están acompañados de la imagen a la que la poeta añade su punto de vista. Para regalar y ragalarnos.

Y este es el poema:


LA MUJER DE LOT


¿Qué harías conmigo, 
si hubieses tenido el valor de parar?

No como era antes:
¿me acostaba contigo
incluso carente de nombre, solo el tuyo,
te daba hijas, cocía tu pan?

¿Qué harías conmigo,
no como antes era,
sino yo ahora
en estatua transformada?

¿Cuántas libras de sal,
un bien precioso,
podrías ahora poseer,
si hubieras tenido el valor de entonces'

Tantas fanegas 
cargadas de frutos y semillas, 
becerros de verdad, tal vez incluso quién sabe
un pedazo codiciado de la tierra prometida
esa que tú soñabas
cuando te quedabas dormido?

Pero yo me quedé allí,
contemplando para siempre una ciudad
ausente,
innominada yo,
y ni la lluvia del fuego que del cielo cayó
me transformó en agua
redentora

Ni tú te hiciste rico 
de mi cuerpo

Solo te acostaste después con mi cuerpo,
cuando tuviste a mis hijas,
tu hijas, 
extendidas a tu lado sobre la estera,
ellas dándote hijos, esos sí con nombre
y carne en las entrañas

no sal,
sino verdadera—

***


miércoles, 6 de marzo de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Clara Janés)


FUGACIDAD DE LO TERRENO
Editorial


Todo es de polvo, soledad y ausencia.
Todo es de niebla, oscuridad y miedo.
Todo es de aire, balanceo inútil,
sobre la tierra.


Manos vacías que acarician viento,
ojos que miran sin saberse ciegos,
pies que caminan sobre el mismo trecho
siempre de nuevo.


Vemos sin ver y en la tiniebla estamos.
Somos y somos lo que no sabemos.
Hay en nosotros de la llama viva
sólo un reflejo.


Caen los días en otoño eterno.
Pasan las cosas entre sueño y sueño.
Llega la noche de la muerte. Y calla
nuestro silencio.

De Límite humano, 1970.




GATO COMPAÑERO


No hay nada de ficción,
apenas un diálogo mudo,
no hay comunicación
ni comprensión siquiera del dolor,
no hay compasión.
Hay sin embargo un destino tenaz
de abandono impotente
a seguir siendo


en manos no de lo desconocido
sino de lo absolutamente incognoscible.

De Libro de las alucinaciones, 1980.




AMATISTA

Hurta al rojo su ardiente y noble vena
y al azul la devota condición
y con ambos ornatos constituye
el destello violeta.
Opuesta a la ebriedad es su hermosura
que a los lirios efímeros ofende,
perfecto poliedro que al juicio
el equilibrio presta.

De Lapidario, 1988.




EL ALBA SOPLA PÉTALOS DE LUZ

El alba sopla pétalos de luz.
Vibra el vacío
en invisible movimiento
e invita a orientación.
El secreto del silencio
revela su ser secreto:
la quietud sin fondo
del amor.


De La indetenible quietud. En torno a Eduardo Chillida, 1998.

***


viernes, 1 de marzo de 2024

EL CIELO NOCTURNO, MARZO 2024

 
Un atlas magnífico que todavía se puede encontrar.

Cuanto puede verse a simple vista.

PLANETAS: Mercurio podremos verlo nada más ponerse el sol (siempre con dificultad) la segunda quincena del mes cuando se haya separado un poco más de nuestra estrella. Venus lo veremos aparecer por el ESE al amanecer, pero a medida que avance el mes irá retrasando su marcha y acerándose más a la del Sol, lo que hará que dejemos de verlo antes de que termine marzo. Marte se ha adelantado a Venus en su caminar por la eclíptica, lo que permite verlo al amanecer durante todo el mes sobre el horizonte ESE. Júpiter se ve desde que anochece hasta la medianoche en que se oculta por el O, aunque va adelantado su ocultación a medida que avanzan los días. Saturno comienza el mes pegado al sol y se va adelantando poco a poco hasta que supere a Venus en se itinerario, lo que quiere decir que podrá verse la última semana al amanecer salir sobre el horizonte ESE poco después de que lo haga Marte.

LUNA: 10 de marzo, luna nueva; llena, 25 de marzo con eclipse penumbral.

ESTACIONES: 20 de marzo, equinoccio de primavera en el hemisferio norte y equinoccio de otoño en el hemisferio sur.

LLUVIA DE METEOROS: Las Gamma Nórmidas alcanzarán su mayor pico el 14 de marzo.

SATÉLITES ARTIFICIALES: Para saber dónde y cuándo mirar, consultad aquí.


Feliz observación y no olvides pedir a tu ayuntamiento que disminuya la contaminación lumínica.

***


miércoles, 28 de febrero de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Joaquín Pasos)

Editorial
#unlibrounpoema

Coincido con Óscar Hahn en que este "Canto de guerra de las cosas" es digno de encabezar una posible selección de los más sobresalientes poemas de Joaquín Pasos (1914-1947). 
 


Fratres: Existimoenim quod non sunt codignae passiones hujus temporis ad futuram gloriam, quae revelabitur in nobis. Nam exspectatio creaturae revelationem filiorum Dei exspectat. Vanitati enim creatura subjecta est non volens, sed propter eum, qui subjecit eam in spe: quia et ipsa creatura liberatibur a servitute corruptionis in libertaten gloriae filiorum Dei... Scimus enim quod omnis creaturae ingemiscit, et parturit asque adbuc.
                          PAULUS AD ROM. 8,18-23



CANTO DE GUERRA DE LAS COSAS


Cuando lleguéis a viejos, respetaréis la piedra,
si es que llegáis a viejos,
si es que entonces quedó alguna piedra.
Vuestros hijos amarán al viejo cobre,
al hierro fiel.
Recibiréis a los antiguos metales en el seno de vuestras familias,
trataréis al noble plomo con la decencia que corresponde a su carácter dulce;
os reconciliaréis con el zinc dándole un suave nombre;
con el bronce considerándolo como hermano del oro,
porque el oro no fue a la guerra por vosotros,
el oro se quedó, por vosotros, haciendo el papel del niño mimado,
vestido de terciopelo, arropado, protegido por el resentido acero…
Cuando lleguéis a viejos, respetaréis al oro,
si es que llegáis a viejos,
si es que entonces quedó algún oro.

El agua es la única eternidad de la sangre.
Su fuerza, hecha sangre. Su inquietud, hecha sangre.
Su violento anhelo de viento y cielo,
hecho sangre.
Mañana dirán que la sangre se hizo polvo,
mañana estará seca la sangre.
Ni sudor, ni lágrimas, ni orina
podrán llenar el hueco del corazón vacío.
Mañana envidiarán la bomba hidráulica de un inodoro palpitante,
la constancia viva de un grifo,
el grueso líquido.
El río se encargará de los riñones destrozados
y en medio del desierto los huesos en cruz pedirán en vano que regrese el agua a los cuerpos de los hombres.

Dadme un motor más fuerte que un corazón de hombre.
Dadme un cerebro de máquina que pueda ser agujereado sin dolor.
Dadme por fuera un cuerpo de metal y por dentro otro cuerpo de metal
igual al del soldado de plomo que no muere,
que no te pide, Señor, la gracia de no ser humillado por tus obras,
como el soldado de carne blanducha, nuestro débil orgullo,
que por tu día ofrecerá la luz de sus ojos,
que por tu metal admitirá una bala en su pecho,
que por tu agua devolverá su sangre.
Y que quiere ser como un cuchillo al que no puede herir otro cuchillo.

Esta cal de mi sangre incorporada a mi vida
será la cal de mi tumba incorporada a mi muerte,
porque aquí está el futuro envuelto en papel de estaño,
aquí está la ración humana en forma de pequeños ataúdes,
y la ametralladora sigue ardiendo de deseos
y a través de los siglos sigue fiel el amor del cuchillo a la carne.
Y luego, decid si no ha sido abundante la cosecha de balas,
si los campos no están sembrados de bayonetas,
si no han reventado a su tiempo las granadas…
Decid si hay algún pozo, un hueco, un escondrijo
que no sea un fecundo nido de bombas robustas;
decid si este diluvio de fuego líquido
no es más hermoso y más terrible que el de Noé,
sin que haya un arca de acero que resista
¡ni un avión que regrese con la rama de olivo!

Vosotros, dominadores del cristal, he ahí vuestros vidrios fundidos.
Vuestras casas de porcelana, vuestros trenes de mica,
vuestras lágrimas envueltas en celofán, vuestros corazones de bakelita,
vuestros risibles y hediondos pies de hule,
todo se funde y corre al llamado de guerra de las cosas,
como se funde y se escapa con rencor el acero que ha sostenido una estatua.
Los marineros están un poco excitados. Algo les turba su viaje.
Se asoman a la borda y escudriñan el agua,
se asoman a la torre y escudriñan el aire.
Pero no hay nada.
No hay peces, ni olas, ni estrellas, ni pájaros.
Señor Capitán, ¿a dónde vamos?
Lo sabremos más tarde.
Cuando hayamos llegado.
Los marineros quieren lanzar el ancla,
los marineros quieren saber qué pasa.
Pero no es nada. Están un poco excitados.
El agua del mar tiene un sabor más amargo,
el viento del mar es demasiado pesado.
Y no camina el barco. Se quedó quieto en medio del viaje.
Los marineros se preguntan ¿qué pasa? con las manos,
han perdido el habla.
No pasa nada. Están un poco excitados.
Nunca volverá a pasar nada. Nunca lanzarán el ancla.

No había que buscarla en las cartas del naipe ni en los juegos de la cábala.
En todas las cartas estaba, hasta en las de amor y en las de navegar.
Todos los signos llevaban su signo.
Izaba su bandera sin color, fantasma de bandera para ser pintada con colores de sangre de fantasma,
bandera que cuando flotaba al viento parecía que flotaba el viento.
Iba y venía, iba en el venir, venía en el yendo, como que si fuera viniendo.
Subía, y luego bajaba hasta en medio de la multitud y besaba a cada hombre.
Acariciaba cada cosa con sus dedos suaves de sobadora de marfil.
Cuando pasaba un tranvía, ella pasaba en el tranvía;
cuando pasaba una locomotora, ella iba sentada en la trompa.
Pasaba ante el vidrio de todas las vitrinas,
sobre el río de todos los puentes,
por el cielo de todas las ventanas.
Era la misma vida que flota ciega en las calles como una niebla borracha.
Estaba de pie junto a todas las paredes como un ejército de mendigos,
era un diluvio en el aire.
Era tenaz, y también dulce, como el tiempo.


Con la opaca voz de un destrozado amor sin remedio,
con el hueco de un corazón fugitivo,
con la sombra del cuerpo,
con la sombra del alma, apenas sombra de vidrio,
con el espacio vacío de una mano sin dueño,
con los labios heridos,
con los párpados sin sueño,
con el pedazo de pecho donde está sembrado el musgo del resentimiento
y el narciso,
con el hombro izquierdo,
con el hombro que carga las flores y el vino,
con las uñas que aún están adentro
y no han salido,
con el porvenir sin premio, con el pasado sin castigo,
con el aliento,
con el silbido,
con el último bocado de tiempo, con el último sorbo de líquido,
con el último verso del último libro.
Y con lo que será ajeno. Y con lo que fue mío.


Somos la orquídea del acero,
florecimos en la trinchera como el moho sobre el filo de la espada,
somos una vegetación de sangre,
somos flores de carne que chorrean sangre,
somos la muerte recién podada
que florecerá muertes y más muertes hasta hacer un inmenso jardín de muertes.

Como la enredadera púrpura de filosa raíz
que corta el corazón y se siembra en la fangosa sangre
y sube y baja según su peligrosa marea.
Así hemos inundado el pecho de los vivos,
somos la selva que avanza.

Somos la tierra presente. Vegetal y podrida.
Pantano corrompido que burbujea mariposas y arcoíris.
Donde tu cáscara se levanta están nuestros huesos llorosos,
nuestro dolor brillante en carne viva,
oh santa y hedionda tierra nuestra,
humus humanos.

Desde mi gris sube mi ávida mirada,
mi ojo viejo y tardo, ya encanecido,
desde el fondo de un vértigo lamoso
sin negro y sin color completamente ciego.
Asciendo como topo hacia un aire
que huele mi vista,
el ojo de mi olfato, y el murciélago
todo hecho de sonido.
Aquí la piedra es piedra, pero ni el tacto sordo
puede imaginar si vamos o venimos,
pero venimos, sí, desde mi fondo espeso,
pero vamos, ya lo sentimos, en los dedos podridos
y en esta cruel mudez que quiere cantar.

Como un súbito amanecer que la sangre dibuja
irrumpe el violento deseo de sufrir,
y luego el llanto fluyendo como la uña de la carne
y el rabioso corazón ladrando en la puerta.
Y en la puerta un cubo que se palpa
y un camino verde bajo los pies hasta el pozo,
hasta más hondo aún, hasta el agua,
y en el agua una palabra samaritana
hasta más hondo aún, hasta el beso.
Del mar opaco que me empuja
llevo en mi sangre el hueco de su ola,
el hueco de su huida,
un precipicio de sal aposentada.
Si algo traigo para decir, dispensadme,
en el bello camino lo he olvidado.
Por un descuido me comí la espuma,
perdonadme, que vengo enamorado.

Detrás de ti quedan ahora cosas despreocupadas, dulces.
Pájaros muertos, árboles sin riego.
Una hiedra marchita. Un olor de recuerdo.
No hay nada exacto, no hay nada malo ni bueno,
y parece que la vida se ha marchado hacia el país del trueno.
Tú, que viste en un jarrón de flores el golpe de esta fuerza,
tú, la invitada al viento en fiesta,
tú, la dueña de una cotorra y un coche de ágiles ruedas, sobre la verja
tú que miraste a un caballo del tiovivo
y quedar sobre la grama como esperando que lo montasen los niños de la escuela,
asiste ahora, con ojos pálidos, a esta naturaleza muerta.

Los frutos no maduran en este aire dormido
sino lentamente, de tal suerte que parecen marchitos,
y hasta los insectos se equivocan en esta primavera sonámbula sin sentido.
La naturaleza tiene ausente a su marido.
No tienen ni fuerzas suficiente para morir las semillas del cultivo
y su muerte se oye como el hilito de sangre que sale de la boca del hombre herido.
Rosas solteronas, flores que parecen usadas en la fiesta del olvido,
débil olor de tumbas, de hierbas que mueren sobre mármoles inscritos.
Ni un solo grito. Ni siquiera la voz de un pájaro o de un niño
o el ruido de un bravo asesino con su cuchillo.
¡Qué dieras hoy por tener manchado de sangre el vestido!
¡Qué dieras por encontrar habitado algún nido!
¡Qué dieras porque sembraran en tu carne un hijo!

Por fin, Señor de los Ejércitos, he aquí el dolor supremo.
He aquí, sin lástimas, sin subterfugios, sin versos,
el dolor verdadero.
Por fin, Señor, he aquí frente a nosotros el dolor parado en seco.
No es un dolor por los heridos ni por los muertos,
ni por la sangre derramada ni por la tierra llena de lamentos,
ni por las ciudades vacías de casas ni por los campos llenos de huérfanos.
Es el dolor entero.
No pueden haber lágrimas ni duelo,
ni palabras ni recuerdos,
pues nada cabe ya dentro del pecho.
Todos los ruidos del mundo forman un gran silencio.
Todos los hombres del mundo forman un solo espectro.
En medio de este dolor, ¡soldado!, queda tu puesto
vacío o lleno.
Las vidas de los que quedan están con huecos,
tienen vacíos completos,
como si se hubieran sacado bocados de carne de sus cuerpos.
Asómate a este boquete, a éste que tengo en el pecho,
para ver cielos e infiernos.
Mira mi cabeza hendida por millares de agujeros:
a través brilla un sol blanco, a través un astro negro.
Toca mi mano, esta mano que ayer sostuvo un acero:
¡puedes pasar, en el aire, a través de ella, tus dedos!
He aquí la ausencia del hombre, fuga de carne, de miedo,
días, cosas, almas, fuego.
Todo se quedó en el tiempo. Todo se quemó allá lejos.


Serrat puso música al epitafio que Ernesto Cardenal le dedicó y lo cantó así:

***


miércoles, 21 de febrero de 2024

UN LIBRO, UN POEMA (Sylvia Plath)

Editorial
#unlibrounpoema

El mundo editorial es muy raro. Incomprensible para mí. 

Hace aproximadamente un año dejaba en esta misma sección el poema en el Plath hablaba de su padre. El pasado 2 de febrero me encontré con la edición de la poesía completa editada por Navona. Es la misma edición que realizara Ted Hughes y con la misma traducción de Xoán Abeleira. Bueno, para ser exacto, en la traducción hay algún pequeño cambio y las notas han sido ampliadas. 

Líos comerciales o editoriales a un lado, aprovecho para dejar otro poema de esta extraordinaria poeta.



UN REGALO DE CUMPLEAÑOS



¿Qué es lo que oculta ese velo? ¿Algo feo, algo bonito?

Eso que brilla tanto, ¿tiene pechos?, ¿tiene filos?



Seguro que es algo único. Seguro que es justo lo que quiero.

Mientras cocino tranquilamente, noto su mirada, escucho lo que piensa:



"¿Es ésta la persona ante quien debo aparecerme?

¿Es ésta la elegida, la de las ojeras negras y la cicatriz en la cara?



¿La que ahora está pesando la harina, quitando lo que sobra,

ajustándose a las reglas, las reglas, las reglas?



¿Es ésta la destinataria de la anunciación?

Dios! ¡Qué risa me da!"



Sea lo que sea, no para de brillar, y hasta creo que me quiere.

No me importaría que fuesen huesos, o un broche de perlas.



Aunque, la verdad, no espero mucho del regalo de este año.

Después de todo, estoy viva de casualidad.



De buena gana me habría matado aquella vez, de una otra manera.

Y ahora está ese velo ahí, ondulando y refulgiendo como un telón,



como la cortina de satén translúcido de una ventana de enero,

reluciente como las sábanas de un niño, centelleando con su aliento letal. ¡Oh marfil!



Debe de haber un colmillo ahí detrás, una columna fantasma.

Aunque me da igual lo que sea, ¿no te das cuenta?



¿Por qué no me lo das de una vez?

No te avergüences: no me importa que sea pequeño.



No seas tacaño: a mí no me espanta la enormidad.

Sentémonos a admirar, uno a cada lado, su destello,



su relumbrante esmalte, su espejeante variedad.

Tomemos nuestra última cena en él, como en un plato de hospital.



Ya sé por qué no quieres dármelo:

tienes pánico



de que el mundo entero estalle en un grito, y tu cabeza de tirano

esculpida en relieve, fundida de bronce, como un escudo antiguo,



esa maravillosa herencia para tus biznietos, estalle con él.

No temas: eso no va a ocurrir.



Me limitaré a cogerlo y a apartarme en silencio.

Ni siquiera me oirás abrirlo: no sentirás crujir el papel,



caer el lazo, ni chillaré al final —suponiendo

que me tengas por una persona tan discreta, que no lo creo.



Si al menos comprendieras que este velo está matando mis días.

Para ti es sólo una transparencia, aire puro.



Pero, Dios, las nubes parecen de algodón:

hay un ejército de ellas. Son monóxido de carbono.



Suave, suavemente lo aspiro,

llenando mis venas con ese millón de invisibles



pero probables partículas que perturban los años de mi vida.

Te has vestido de gala para la ocasión. Ah, máquina calculadora,



¿jamás dejas que nada se te escape y siga su curso normal?

¿siempre tienes que estampar todo en púrpura,



matar todo cuanto puedes?

Hoy sólo quiero na cosa, y sólo tú puedes dármela.



Está ahí, junto a mi ventana, tan grande como el cielo.

Respirando desde mis folios, ese frío punto muerto



en que las vidas derramadas se congelan y atiesan para la historia.

Que no llegue por correo, por favor, pedazo a pedazo.



Que no pase de boca en boca, pues me darían los sesenta

cuando lograra juntarlo todo, y ya no estaría en condiciones de usarlo.



Basta con que retires el velo, el velo, el velo.

Si lo que oculta es la muerte,



aceptaría su profunda gravedad, sus ojos atemporales.

Y sabría que eres serio.



Habría cierta nobleza en esto, habría un día de cumpleaños.

Y el cuchillo, en vez de cortar, penetraría



puro y limpio como el chillido de un niño,

haciendo que el universo fluyese de mi costado.

***

viernes, 16 de febrero de 2024

UN LIBRO, UN POEMA, (Derek Walcott)

Editorial
#unlibrounpoema

Esta sección aparece publicada los miércoles, pero esta semana la publico hoy. 

Derek Walcott nació en Santa Lucía se formó como pintor, pero se dedicó a la escritura. Con In a Green Night: Poems 1948-1960 (1962), celebró el Caribe y su historia, y reflexionó sobre las cicatrices del colonialismo, temas sobre los que siguió escribiendo toda su vida. En 1992, Walcott ganó el Premio Nobel de Literatura. El comité del Nobel describió su obra como una obra poética de gran luminosidad, sustentada en una visión histórica, resultado de un compromiso multicultural.

Sobre ella el poeta y crítico Sean O'Brien, ha dejado escrito que es uno de los pocos poetas que son capaces de hacer un intento convincente de escribir una epopeya. Hay quienes consideran que Omeros (1990), un poema épico que reinventa la guerra de Troya como una lucha de pescadores caribeños, es el mayor logro de Walcott. El poemario se puede leer como un intento por representar todos los aspectos de la experiencia caribeña o como un ars poetica. Pero los poemas —capítulos— me parecen excesivamente largo para una entrada de blog. Hoy voy a dejar aquí "El jinete polaco", que me gusta mucho, es breve y tiene ese referente pictórico bien conocido. Con el mismo referente y el mismo título, nuestro Muñoz Molina escribió una novela en 1991.


Fuente: Wikipedia.
 

EL JINETE POLACO


El caballo tordo, la Muerte, lleva de perfil al joven Titus

hacia bosques oscuros cerca del carbón agónico del día;

el padre, con la vista muy gastada, retrata al hijo,

como el caballero de Durero a horcajadas de un Rocinante;

el caballo perturba más de lo que el joven nos deleita.

El guerrero vuelve su confiada vista por un segundo;

la confianza mira a su padre directamente a los ojos;

el flaco rocín que heredó se dirige con acierto

hacia los bosques simbólicos que hacen señas a los caballeros,

escoltados por la guadañera, indicándoles dónde yacer.

Mas la destreza elogia sin apasionamiento al jinete;

la desesperación detalla el cadavérico corcel tordo;

la imagen inmortal posa a su asesino

de clara mirada fija para que la época siguiente pueda leerla.



Traducción: José Luis Rivas.

***